El comercio no tiene solución (pero bien que ponen la mano)

Una reflexión escrita en modo on fire sobre el ecosistema de oportunistas que orbitan alrededor del comercio local

COMERCIO

Raul Garcia Serapio

8/21/20253 min read

⚠️ Aviso: este artículo está escrito en modo on fire.
No lo he meditado, no lo he matizado y no pienso releerlo antes de publicarlo.
Lo firma mi cabeza, pero lo grita mi hartura ante el último hilo sobre comercio que he leido en linkedn.
Mi IA personalizada, FIEL, me ha dicho que no lo publique. Lo he ignorado.

El detonante (y el motivo de este desahogo)

Todo viene de ahí. De un hilo que tenía guardado desde antes de vacaciones.
Un hilo sobre cierres de comercio, sobre soluciones mágicas, sobre vendehúmos de siempre que siguen girando como satélites alrededor de lo local.

Lo leí con calma. Mala idea.

Y me dio por escribir esto. Mejor dicho: por soltarlo. Porque ya basta. Porque cada vez son más los que viven del comercio sin haber vendido ni una caja de tornillos.
Los que se aprovechan de la confianza, del desconocimiento, de las ganas de salvar el barrio.
Los que, en el fondo, ya saben que su idea no va a funcionar… pero aún así te la venden con powerpoints y logos de la administración.

Esto va de ellos.
De los oportunistas que no pisan calle, pero se cuelan en cada ayuda.
De los que hablan de comercio sin haber hecho ni una compra en su barrio.
De los que solo se mueven si hay fondo, proyecto o justificación que rellenar.

Tipología básica del oportunismo comercial

  • Gestores de subvenciones profesionales.
    No han pisado una tienda en su vida, pero saben justificar 2.000€ en “servicios de visibilidad digital” para una peluquería sin logo.
    Todo legal, todo limpio, todo inútil.

  • Evangelistas digitales de cercanía.
    No compran en comercios locales desde 2020, pero facturan mentorías sobre cómo salvarlos. El tendero no entiende su web subvencionada, pero eso es “parte del proceso de transformación”.

  • Asociacionistas de ciclo corto.
    Solo despiertan cuando hay dinero público. Eventos que no recuerda nadie, pero sí los informes y las notas de prensa.

  • Consultores fantasma.
    Mapas de calor sin callejear, estrategias sin escuchar a una sola tienda. Documentos que podrían servir para cualquier ciudad. Incluso para Marte.

  • Dinamizadores de tómbola y lona.
    Un par de sorteos, carteles coloridos, logotipos bien puestos… y nadie se acuerda al mes siguiente. Pero la ejecución fue “impecable”.

  • Y mi favorita:
    los que sueltan que “el comercio no tiene solución”... pero ponen la mano antes de acabar la frase.
    Todo perdido, pero con presupuesto ejecutado.

FIEL también se rinde, la IA de comercio local

Tengo a FIEL, mi IA entrenada con horas de conversaciones reales con técnicos, comerciantes y asociaciones, intentando resolver una única pregunta:

¿Cómo evitamos que se aprovechen del comercio?

Ha cruzado conversaciones de todo tipo entre técnicos, comerciantes, asociaciones, agentes públicos y proveedores. Ha detectado patrones que se repiten como el ajo en todas las cocinas: discursos huecos, promesas sin retorno, diagnósticos que solo sirven para justificar gasto. Ha etiquetado perfiles, roles y actitudes, desde el entusiasmo real hasta el oportunismo de manual.
¿Conclusión?

Que no se puede automatizar la ética, ni el respeto, ni el sentido común.

Y por si había dudas, en su último intento me ha devuelto una respuesta más parecida a un chat filtrado entre Ábalos y Koldo que a un razonamiento lógico.
Larga, dudosa y difícil de justificar sin perito judicial.

Porque ni con toda la tecnología del mundo puedes salvar un proyecto que nace torcido, que se diseña desde el despacho y se ejecuta sin pisar calle.

También existe la otra gente (aunque no salgan en la foto)

No son héroes. Ni falta que hace.
Son técnicos que hacen más de lo que deben. Comerciantes que se reinventan por necesidad y orgullo.
Asociaciones que aguantan por pura dignidad.

Campañas con sentido.
Apps feas pero útiles.
Actividades pensadas con la gente, no para justificar partidas.

Yo he estado ahí. A veces como proveedor, a veces como cómplice, a veces como escudo.

Y si algo tengo claro es que el comercio local no está muerto. Lo están matando a base de diagnósticos que no curan nada.

La pregunta final

Si te has sentido aludido, tu sabrás.
Y si te has sentido reconocido por tu trabajo, gracias.

Porque vivir del comercio lo hace cualquiera.
Pero vivir para él… eso ya es otra historia.