No hables de la competencia. Haz que la competencia tenga que hablar de ti.

Mientras unos gritan, copian o venden humo con gráficos de colores, yo estoy a lo mío: trabajar, medir y entregar resultados. Que hablen ellos. Yo sigo

PROYECTOS

Raul Garcia Serapio

5/2/20252 min read

Una lección de feria

El otro día, en una feria gastronómica, escuché a una chica contar cómo su padre le enseñó a hacer mermelada. Aprendió el oficio en Francia, como inmigrante. La locutora le preguntó qué les diferenciaba de la competencia. Su respuesta fue sencilla, casi humilde: "No hablamos de los demás. Solo intentamos hacerlo lo mejor posible. Los clientes se encargan del resto."

Esa frase me golpeó más fuerte que muchos discursos sobre estrategia empresarial.

El problema no es la competencia. Es obsesionarte con ella.

En los últimos meses he vivido dos casos que lo confirman. El primero: un supuesto “partner” que utilizó nuestros documentos para vender una versión low cost de algo que apenas entendían. Y una vez pillados, lejos de rectificar, siguieron tan tranquilos, apareciendo en proyectos que después nos dicen que no funcionaron… porque, sorpresa, no sabían ejecutarlos. A los abogados estamos, sí.

El segundo fue casi cómico: una empresa sin experiencia en comercio o turismo, vendiendo una “súper app” con enlaces como si eso fuese integración. Nos cruzamos en un evento virtual. Nosotros presentamos DUC, nuestra plataforma. Ellos, su discurso: “hacemos lo de Neuromobile, pero más y por menos”. Todo su argumento giraba en torno a nosotros… sin darse cuenta de que aún seguíamos en la sala.

Mi compañero no tuvo que levantar la voz. Solo leyó números: más de 10 años, millones de usuarios, cientos de dinámicas. Fin de la discusión.

No persigas humo. Construye cimientos.

Durante años me obsesioné con lo que “la competencia” sacaba. Vídeos, renders, promesas. Hasta que entendí algo: muchos no buscan clientes, buscan inversión. Y si suena bien en una presentación, da igual si luego no vende. El problema es que eso también contamina el ecosistema.

Pero el tiempo pone a cada cual en su sitio. Varias empresas que se interesaron en comprarnos... ya no existen. Se centraron en levantar rondas, no en construir un modelo sólido. Resultado: castillos de naipes.

El único enemigo real es dejar de hacer bien tu trabajo

¿Seguir a la competencia? Sí, por supuesto. Pero no para copiarla. Ni para obsesionarse. Haz como la chica de la feria: preocúpate de que tu mermelada sea la mejor. El resto, lo decide el mercado.

“La competencia se estudia, pero no se idolatra. Y si te copian, sonríe: vas por delante.”