Sin relevo, sin comercio. Sin comercio, sin ciudad.

Todo le mundo habla del relevo generacional pero mirando por el rabillo del ojo.

10/8/20254 min read

El otro día me reventó la cabeza escuchando Pausa, el pódcast de Marta García Aller, cuando cuestionaban si tiene sentido hablar de generaciones como etiquetas que lo explican todo. En el comercio local, por desgracia, la respuesta no es filosófica sino muy práctica. Aquí las generaciones se notan cuando una persiana baja y no hay mano que la vuelva a subir.

El presente envejece mientras miramos a otro lado

Si miras los indicadores oficiales de comercio interior, el sector sigue siendo una pieza grande de país en empresas y empleo, pero la foto es engañosa si no añadimos la variable continuidad. El sistema cuenta tiendas y afiliados, pero no siempre quién hereda la llave. Los repositorios del Ministerio y del INE ayudan a dimensionar, aunque no resuelven el dato que nos duele: la sucesión real de negocios a 12 y 24 meses.

En paralelo, la juventud que debería entrar se encuentra con barreras muy prosaicas. Alquiler caro, poca renta disponible y una imagen del comercio como oficio de jornadas infinitas con retorno incierto. Ese contexto no lo arregla un eslogan ni una foto de campaña. Lo dicen los informes públicos sobre juventud y empleo que venimos cruzando con nuestros proyectos desde hace años.

Y sí, los cierres se notan. Hay series y recuentos recientes que hablan de cierres diarios en pequeño comercio desde 2020 y de una sangría sostenida en autónomos del retail. Más allá del titular, lo que importa es lo que no se mide bien: cuántos negocios viables continúan cuando su propietario se jubila y quién acompaña ese relevo para que no muera en seis meses.

Lo que me encuentro cuando entro en un municipio

Tres escenas se repiten. Un comerciante veterano que quiere jubilarse sin líos pero no sabe cómo valorar ni a quién traspasar. Un joven con ganas y oficio que no encuentra local a precio razonable ni financiación que entienda que comprar continuidad no es lo mismo que empezar de cero. Un ayuntamiento preocupado por la calle principal y con mucha voluntad, pero sin un sistema común de datos, mentores y reglas para casar las piezas.

Entre esas tres escenas, el hueco no es tecnológico sino de método. Falta una ventanilla clara para el relevo, una bolsa de negocios en marcha con información fiable y un acompañamiento serio en la transmisión. Y falta, sobre todo, medir continuidad. Sin trazabilidad no sabemos qué funciona de verdad.

Lo que se está haciendo en relevo y traspaso

  • No me refiero a dinamización ni a campañas puntuales. Hablo de programas cuyo objetivo explícito es que un negocio viable no cierre por falta de sucesión.

  • En Aragón se ha lanzado una plataforma pública para conectar autónomos cercanos a la jubilación con emprendedores en los 731 municipios. Nace con presupuesto específico y con la urgencia de cientos de cierres por falta de relevo. Falta ver su cuadro de resultados anual, pero la dirección es la correcta.

  • Asturias ha firmado con las Cámaras un Programa de Continuidad Comercial que mezcla censo, diagnóstico, formación y una plataforma de traspasos. Presupuesto a tres años y lógica de proceso, que es lo que hace falta. De nuevo, toca exigir KPIs públicos y comparables.

  • Andalucía ha incorporado ayudas específicas para protocolos familiares de relevo en pymes comerciales y artesanas. Poner dinero en ordenar la sucesión es atacar la causa, no el síntoma. Convocatorias publicadas, pendiente panel de impacto.

  • Castilla y León ha sacado RelevaCyL, con ayudas de entre diez mil y veinte mil euros y pluses en municipios pequeños. Incluye incluso actividades sobre ruedas, que existen en el comercio real y no suelen entrar en los papeles. Falta la serie pública de continuidad.

  • Galicia está desplegando el Bono Remuda vinculado a una bolsa de relevo en su red de polos de emprendimiento. Marco claro y requisito de antigüedad para asegurar que hablamos de continuidad y no de ocurrencias. De nuevo, medir.

  • A escala provincial hay movimiento útil. En Almería, el plan PREGEA combina asesoramiento y formación centrados en traspasos. En Salamanca, la iniciativa Negocio Rural reporta cien negocios salvados o reactivados desde 2024 y mantiene cartera viva de oportunidades. Son ejemplos de que cuando se ordena la puerta de entrada y se acompaña, la continuidad ocurre. Toca homogeneizar indicadores para compararlos con rigor.

  • Y a nivel estatal existe el Plan de Apoyo a la Transmisión de Empresas del Ministerio, pensado para pymes viables en peligro por motivos no económicos. Útil como paraguas, imprescindible que conecte mejor con lo local para que el caso no se pierda entre formularios.

Qué podemos hacer ya sin postureo

Empezar por el dato. Aqui algunas de las cosas que se pueden poner en corto plazo:

Un censo local de comercios con horizonte de jubilación a tres y cinco años y una bolsa pública de negocios en marcha con información mínima homologada. Valorar bien. Una metodología de valoración sencilla y compartida que evite sobreprecios por apego o infravaloraciones por desconocimiento. Acompañar de verdad. Mentores de transmisión con nombres y apellidos, calendario y actas de cada fase, del preacuerdo al primer año post traspaso. Quitar fricción. Bonificación de tasas de traspaso, microfinanciación para el circulante del primer año y ventanilla única para licencias y cambios de titularidad. Medir en abierto. Tres indicadores simples publicados cada semestre por programa y municipio, número de traspasos cerrados, continuidad a doce y veinticuatro meses, empleo preservado.

Y por supuesto ir a la raiz, a los institutos, a FP, a quitar el mito de que todos pueden ser influencers y que el montar un comercio es de viejos y no tiene futuro.

No hay magia. Hay método. Y voluntad de sostenerlo.

Sin relevo no hay comercio. Sin comercio no hay ciudad

Lo que escuché en Pausa me sirve para no caer en clichés. De acuerdo, no todo se explica por generaciones. En el comercio, sin embargo, la demografía sí pasa factura si no la gestionas. Si nadie quiere heredar la llave, da igual el color del toldo o lo brillante que sea la campaña. Una ciudad sin comercio de proximidad pierde conversación, identidad y seguridad cotidiana. No es una frase bonita. Es lo que vemos cuando llegamos tarde.